miércoles 30 2022

En la tierra

Ser solo esclavos de la naturaleza,

volver a hundir las raíces en la tierra:

ser tronco seco que vuelve a ser hierba,

gota de lluvia que se pierde en la marea.

 

Ser como la dulce brisa de los álamos,

que cubre el bosque de polvo de oro y olvido.

Ser horizonte y vestir de niebla el paisaje

y de olores de nostalgia la primavera.

 

Ser las rutas nómadas de las hojas, y

seguir sus desnudos pasos vacilantes,

pies danzantes hacia tumbas de hielo.

 

Ser mano trémula en la vid del tiempo

tejiendo la semilla ovillada de la hiedra,

frondas cálidas que abrigarán el sendero.

 

  

Ser pájaro vibrando al filo de un olmo,

en el instante febril del caer de la tarde,

tan lejos de casa y tan cerca del viento.

 

Escalar la luna

y mirar la noche negra,

ser luz presidiendo

la perla de la aurora

para abrir la herida

del latido detenido,

y recoger el cuerpo exiliado en el abismo.


Charo Fiunte, noviembre 2022






martes 29 2022

El tiempo varado

 La noche entra por las ventanas abiertas al mar,

la salina de las algas trae un fuerte hedor a putrefacto:

quietud doliente, esfinge que mora en el infierno.

                                               No llega la brisa.

El crujir de la levedad del tiempo varado,

un cielo plomizo a tono con el gris del agua

antecede al canto de la muerte.

                                               Ni un parpadeo.

El hastío deja jirones de un silencio concluyente,

expira el pasar en dulce agonía

alargando el puente entre miradas perdidas.

                                               Nada fluye.

Lirios de fuego esparcen sus secas semillas,

ansiando florecer del cadáver de la evanescencia,

abrazan la muerte derramando cenizas.

                                               Desolado paisaje.

Entre las imperceptibles luces de las espesas sombras,

brama la inmensa soledad en el horizonte apagado

dentro de un cuerpo vacío y descompuesto.

                                               Deseo embalsamado.

Negras aguas marinas inertes y estancadas

ocupan el mísero espacio de la tierra baldía

como aves carroñeras en el fulgor de las ruinas.

                                               Esperando la tragedia.


Piedad, noviembre 2022




martes 01 2022

Ecos de silencio


 

Sílabas rotas buscan vocablos

en el pulso voraz de un corazón errático 

sobre las sienes esculpen cenizas de unos

versos otoñados.

 

Es un instante que se aleja y,

apenas percibo,

en este fluir constante

del destino y del viento.

 

Crecí en el hueco que hay

entre la escasez y el frio:

perdida y lívida

obligada a sentir alegría

sobre algo que ni siquiera existió.

 

Aprendí a soportar el mordisco

de la serpiente del mundo

que arranca el disfraz, hiriendo la piel,

que sangra sobre la tierra,

sórdida bruma que expande el humo hacia el cielo.

 

Pasa el tiempo, ese huracán

que vacía la casa de lo que fuimos,

y rompe las ventanas que observan

las orillas con ojos de miedo.

 

Solo nos queda el sueño

de evocación y nostalgia:

¡ese olor a bosque tan intenso del invierno!

 

El viento sigue barriendo las hojas,

dejando a los hombres despeinados y blancos,

tempestad silente y profunda;

como noche cerrada,

que sumerge el corazón

en una lluvia de surcos

        de áspera dentellada.



Charo Fiunte, octubre 2022