sábado 30 2021

CIUDAD BLANCA

 


La noche es oscura, casi negra

-pero ahi está la vida-

un hilo de luz muestra su presencia.

Espanta la oscuridad, pero no es la muerte,

solo es la estrañeza 

solo la blancura augura lo fatal

ese gran resplandor, alumbra  el más allá.


La fría nieve, heladora, pálida y callada,

tan hermosa que nos embelesa, 

disfrazada de pureza,

vestida de novia y brillos.


Sigue nevando en la ciudad, lenta, 

tristemente, vertiendo un manto 

sobre la vida, mortecino e inerme.


Halos verticales sobre las farolas,

barrotes en los silentes parques 

-ciudad estática, marmórea, muerta-

silencio, es solo silencio. 

El ruido ha cesado, la mente

detenida y presa, no respira

la túnica nívea acalla el bosque.


Cada débil pisada repite el drama,

la tragedia es la vida y es la palabra.

Herida de decepción el alma ahonda

en la locura de su inexorable pasaje.





Charo Fiunte. Enero 2021




jueves 28 2021

Ahogo


Profundo mar que me transporta

sin carcasa que sujete mi fragilidad,

avanzan, ligeras, nubes plateadas

remando con tesón mí desespero.

 

Mis brazos, exhaustos, cesan su aleteo,

húmedos mis labios de blanca sal,

gira el agua enojada e infinita,

pies y manos se buscan afanosos.

 

Burbujas sonoras explotan alrededor

como voces descompuestas de sirenas

coreando las palabras del adiós.

 

Volteo lento a un fondo que me acoge

mientras el aire escapa sorprendido

hacia el inmenso hueco del silencio.

 

Los peces se burlan de mis gestos

revoloteando alegres ante tanto ajetreo,

pronto, cesan el baile y huyen soberbios.

 

Inminente, suspira el sosiego

que desprende leve

de mi piel el lamento.


Piedad, enero 2021




 


miércoles 20 2021

HERIDAS

 

Heridas de amor loco y extraviado,

sueños febriles que te desangran,

sublimes, como acordes musicales;

actos que anuncian inciertos dramas.


Heridas que presionan la garganta

y ahogan el nudo furtivo del llanto,

alteran los latidos del afligido corazón;

abismo del cuerpo y el alma desvalidos.


Heridas que apenas se perciben

pues se ocultan entre las mortajas,

crisálidas, entre los huecos órganos;

envueltas en sus confusas telarañas.


Heridas que no se confiesan

arrastradas por el rio de la vida,

fecundas como terco musgo;

cautivas, entre laderas y montañas.


Heridas de muerte que sustentan

solo el esqueleto silente de la nada,

esparcen polvo de sangre al viento;

yaciendo inertes como bocas calladas.


Heridas de lucha ante la ruin tiranía

donde, cada una, es más que un símbolo

de la terrible batalla al fin abordada:

enigma de afrontar un tenaz destino

deseos que, a cada paso, nos alcanzan.


heridas:

    actos que anuncian inciertos dramas;

abismo del cuerpo y el alma desvalidos;

    envueltas en sus confusas telarañas;

cautivas, entre laderas y montañas;

    yaciendo inertes como bocas calladas.


Charo.  Enero 2021


         




lunes 18 2021

El peso del futuro

Es este peso que llevo tan dentro,

lento caminar cargado de futuro,

palpitando una melodía

pegadiza y anunciada

en días de desconcierto.

Locura que ata un sueño plagado

de cisnes blancos

en busca de algún consuelo.

Por amarrar lo que yo creía esencia

cargaba en mis espaldas

aquellas triste promesas

que ataba con hilo negro.

Y ahora… ¡tantas horas perdidas¡

rastreo la tierra y los cielos

en busca de aquel retrato

que nunca fue el mío

pero si era de ellos.

 

Piedad, enero 2021




viernes 15 2021

Qué le vamos a hacer



                                         Qué le vamos a hacer

Y ahora,

con el alma vacía como tantas

veces,

contemplo el lento paso de los días

que me empujan no sé hacia qué destino,

oscuro, presentido,

ya sin curiosidad. Es aburrido

sabes y no saber, equivocarse

y acertar. También estar seguro

es tan insoportable en muchos casos

como dudar, como ceder, como desmoronarse.

Seguro, a salvo, ahora

que ya pasó el dolor,

observo la zozobra lo mismo que una estela

fundida a mis espaldas

con el espeso limo

de los sucesos cotidianos, dados

—antes de ser recuerdos— al olvido.

La indiferencia ante la propia suerte

no es mejor compañera que la angustia,

ni mi sonrisa

(cuando el azar nos pone,

viejo amor,

frente a frente)

representa otra cosa que la ausencia

de algún gesto más justo

para significar la seca, dolorosa,

irreparable pérdida del llanto.


Ángel González