domingo 12 2021

La callada herida

 

La tragedia revela la urdimbre de la

locura

nebulosos monstruos arañan su letal 

figura,

reabren la callada herida: remate

imperfecto

del duelo de vivir, prendido del miedo.

 

Acosa un destino de tormento y

melancolía,

desgarrado el corazón, y extrañeza

en la mirada.

La angustia se hace hueco entre los 

huesos,

terco silencio sin luz de sus deseos.

 

Quiero poner rumbo a mares de

violentas olas

que atrapen, loca, furtivamente el alma.

ojos párpados a un horizonte

de esperanza.

para no llorar siempre sobre la misma 

grieta.


Sacudir la tristeza de esa estela de 

penumbra,

desterrar los gritos y llenar la boca de 

dulzura.

 

Pelear hasta perder la voz, y rehacer al fin

la huella,

¡con palabras que cautiven el fuego de la

bravura!

 


Charo Fiunte     septiembre 2021           






sábado 11 2021

La velada


 Mustia bombilla salpica luz a la sala,

parpadean las paredes desgarradas.

trémulas voces hermanadas se nutren de griterío,

en afanado grupo de lenguas insurrectas.

Mensajes retenidos alertan la velada;

con tesón esparcen letras a párvulos oídos.

En mis manos la boca muda del deseo,

batiburrillo de piernas bailarinas,

desenfreno de emociones corpóreas.

El verbo, atado con espliego, calla el grito del desespero,

a escondidas hurto las minúsculas que escapan,

revolotean díscolas prendiéndose en mi pelo.

Rectilíneos gestos mueven un aire asfixiante,

despejando los semblantes enaltecidos.

Lunáticos destellos afloran la vieja mesa

con naipes caprichosos deslizando la fortuna.

Acordes disonantes de voces cantarinas

sin música, compás ni partitura.

Labios mueven un humo espeso, suntuoso,

dibuja nubes con olor a sueños rotos.

La madre, silenciosa, nunca está sentada,

se esconde entre platos y cucharas.

Duendes volátiles se apoderan de la casa,

diablillos que terminan enganchados a las camas.